Un esclavo arrodillado por el suelo vestido con un jockstrap y con un grande collar de clavos que casi le impide respirar, su dueño lo acompaña y le pone su pie sobre el culo. Aprieta cada vez más mucho para excitar su ano y hacer subir la excitación de la guarra del suelo. Comienza a gemir de placer, pero el dueño no está allà para hacerle del bien, y lo levantará y le dará una buena azotaina en el culo desnudo dejándole rastros sobre el culo de nuestro jovencito. Una vez corregido deberá lamer la polla del dueño, pero a través de los calzoncillos desde luego sino esto serÃa demasiado bueno para él.
Un tÃo con la cabeza rapada y arrodillado en el suelo con un collar alrededor del cuello y la ropa de cuero de clavos. Es vigilado por su dueño en la torre del homenaje de los castigos set se ve obligado a darle la espalda. Y delante de una mesa con un enorme consolador puesto arriba. Todo esto le viene el agua en la boca y es necesario de acariciarlo, besarlo y al final frotarlo sobre las nalgas. Siente el placer subir y si nadie lo retenÃa él se lo hundirÃa profundamente en su pequeño ano de esclavo. Es en su jockstrap donde la enorme maquina acabará su camino arrinconado entre dos elásticos esperando para que su dueño venga a darle sus órdenes.
Mike es un tÃo gay treinta-añero y muy saludable. Hace gimnasio, se alimenta correctamente, y folla a menudo. ¡Durante su visita anual de rutina a su doctor, la espera se hizo larga y la tentación de follar al doctor es inmensurable! Mike, muy intuitivo; encuentra varios juguetes sexy con los cuales puede divertirse. ¡Primero se mama a tope la polla con una bomba, luego bien instalado sobre la mesa de revisión médica, se forra en el culo un consolador de plástico UR3, que le ofrece una sensación similar a la de la piel humana! Después de varios minutos de masturbación intensa, nuestro guapo treinta-añero vacÃa sus cojones en la mesa de revisión, para su mayor satisfacción.
Un tÃo del ejército tiene raramente la oportunidad de expresar su homosexualidad en este duro ambiente, por lo tanto, en el ocio, es un puro placer para él poder disfrutar de una buena lección sadomasoquista que le dará unos orgasmos increÃbles, y él es quien da las órdenes muy a menudo. Instalado en su silla de tortura, entre las manos de su albino tatuado, la victima consentidora dejará a su dominador a ponerle unas pinzas en el pene y en los cojones, muy cerca de la base. Luego, aún con el pene en un mal estado y después de haber mamado a su dueño, se le insertará gradualmente en el culo un enorme consolador. Su agujero está ahora suficientemente abierto y dilatado para una penetración de puño que hará eyacular enseguida a nuestros dos sadomasoquistas...
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