En una torre oscura con luz baja, un joven hombre se hace dominar por un dueño que no es para nada delicado. Amarra a su esclavo en una hamaca de cuero y, sin el menor preliminario, le hunde su larga polla ya excitada en su pequeño orificio anal todavÃa apretadito. ¡El esclavo sufre los golpes de riñones de su verdugo sin decir una palabra, hasta haciéndonos creer que el pequeño perverso se excita con eso! ¡Después de un momento de desgarro intensivo, nuestro jovencito sumiso alcanza el orgasmo y estalla varios chorros de esperma sobre su vientre. Muy excitado, el sodomisador ya no puede abstenerse más y pronto nuestro jovencito se encuentra doblemente rociado de esperma.
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