Un joven esclavo está atado a una cruz en la espalda de su dueño y tiene un grande collar alrededor del culo y un jockstrap como un vestido. Su verdugo le hunde una pala entre las nalgas antes de azotarle el culo cada vez más fuerte para ruborizar sus nalgas de virgo. Una vez el dolor muy fuerte, pone el arma de tortura y le aparta un poco el culo para lamerle el ano. El esclavo geme como una perra y lo girará para poder disfrutar a tope de su dueño tan potente. Luego lo enculará por un buen rato para pasarle las ganas de exhibirse.
La escena comienza como podemos ver con un jovencito esclavo gay con su grande collar sobre el suelo a punto de lamer los pies de su dueño que se encargó de guardar sus calcetines. Una vez este suplicio acabado, él tendrá el derecho de chuparle la polla por un buen rato. Pasa su lengua sobre la bellota rojiza del dueño antes de forrar toda su polla hasta al fondo de su garganta. Luego para castigarlo un poco más el dueño le pide de levantarse y ofrecer su pequeño culo de jovencito. Luego le acariciará un poco el culo con una enome pala antes de forrársela entre las nalgas cada vez más fuerte. ¿Alternará las azotadas en el culo y los juegos con su pequeño ano para dejarlo finalmente respirar un poco, pero por cuánto tiempo?
Un esclavo arrodillado por el suelo vestido con un jockstrap y con un grande collar de clavos que casi le impide respirar, su dueño lo acompaña y le pone su pie sobre el culo. Aprieta cada vez más mucho para excitar su ano y hacer subir la excitación de la guarra del suelo. Comienza a gemir de placer, pero el dueño no está allà para hacerle del bien, y lo levantará y le dará una buena azotaina en el culo desnudo dejándole rastros sobre el culo de nuestro jovencito. Una vez corregido deberá lamer la polla del dueño, pero a través de los calzoncillos desde luego sino esto serÃa demasiado bueno para él.
En un torreón húmedo, un jovencito está atado en un rincón oscuro. Su verdugo irrumpe en la habitación y le pone un collar de cuero al cuello, abofeteándolo varias veces. El último lleva solamente un suspensorio como ropa y nada más y el dueño se afana en penetrarle el culito a su presa. Lo estimula con un dedo...luego con dos. Mientras tanto, el esclavo baja los pantalones de su torturador y se llena la boca tragando la polla espesa que estaba dentro. Para condimentar las cosas, el abusador le ata las manos a la espalda y le forra su enorme polla tan profundo en la garganta, que el esclavo apenas puede respirar. Y justamente en ése momento, el dueño vacÃa sus gran cojones en la boca del joven sumiso.
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